Lamentablemente, vivimos en una situación nunca  antes  experimentada en nuestra sociedad debido al impacto del tan famoso virus, COVID-19.

Los efectos devastadores del mismo ya son bien conocidos por todos nosotros gracias a los medios de información. Dentro de todas las medidas para combatir a este virus y evitar un posible contagio, se ha incidido muchísimo en potenciar la higiene y desinfección tanto a nivel personal como a nivel de los lugares que más frecuentamos, véase domicilios, medios de transporte, oficinas, calles, etc.

En este artículo vamos a incidir en uno los puntos positivos que nos ofrece esta situación, que es precisamente la concienciación global en estas medidas de prevención y que podemos aplicarlas en un futuro también en el día a día en las explotaciones ganaderas.

Desde hace un tiempo a esta parte, se ha hecho un esfuerzo muy importante en el colectivo veterinario para ofrecer la máxima información a nuestros ganaderos sobre las maneras de mejorar uno de los puntos clave en la producción animal: la bioseguridad. Esto se debe a que existen diversas patologías que pueden ser una seria amenaza para nuestro sistema productivo ganadero, por ejemplo la Peste Porcina Africana, que afecta a las explotaciones porcinas y que tiene unos efectos altamente perjudiciales, tanto para la salud de los animales como para el tejido comercial del sistema productivo.

La explicación del porqué se ha hecho tanto énfasis en la bioseguridad de nuestras granjas se debe a que la mejor manera de combatir una patología es prevenirla.

La bioseguridad, por definición, es el conjunto de normas y medidas preventivas destinadas a mantener el control de factores de riesgo procedentes de agentes biológicos, físicos o químicos, logrando la prevención de impactos nocivos frente a riesgos propios de la actividad diaria. Esta definición, aplicada al ámbito veterinario y ganadero, implica a todo el conjunto de medidas que debemos implantar en las explotaciones para minimizar tanto la entrada como la salida de agentes patógenos que pueden ser perjudiciales para la salud propia y la de nuestros animales.

Por tanto, el concepto de bioseguridad es exactamente lo que todos estamos aplicando en nuestras vidas diarias durante estas semanas para minimizar los riesgos de contagio para evitar la entrada del virus en nuestras casas. Pero de igual manera, no debemos olvidar que las personas ya infectadas también deben maximizar su bioseguridad para evitar la diseminación del mismo. En definitiva, bioseguridad es un concepto que engloba tanto a minimizar tanto la entrada como la salida de patógenos.

¿Cómo puede influir esta situación en un futuro en nuestras granjas?

Sin duda, uno de los factores más importantes en relación a la bioseguridad es la formación y la concienciación de las personas. Si en algo ha ayudado el panorama actual es que todos estamos mucho más implicados en mejorar las medidas de higiene, limpieza y desinfección. Esto, aplicado a nuestras explotaciones, resulta esencial en un rendimiento productivo mucho mayor ya que si extrapolamos todas las medidas al trabajo diario en las granjas, vamos a reducir en gran porcentaje la incidencia de patologías producidas por agentes externos y que no estaban previamente en nuestras explotaciones.

¿Cuáles son las medidas de bioseguridad que ya deben estar implantadas?

En cualquier explotación ganadera se deben tener en cuenta dos tipos de bioseguridad:

  • Bioseguridad externa: Evitar que la enfermedad ajena entre en la granja.
  • Bioseguridad interna: Evitar que una enfermedad afecte a otras áreas infectadas de la granja.

Los elementos generales que debemos llevar a cabo en nuestras explotaciones son:

  • Segregación: Creación y mantenimiento de barreras físicas para limitar el ingreso de animales o materiales infectados a sitios no infectados.

Dentro de la segregación las medidas más aconsejables son el vallado del perímetro de la granja (en granjas porcinas doble vallado) para evitar la entrada de animales y personas ajenas a la explotación. Mantener el contenedor de cadáveres fuera de la explotación, a una distancia considerable de las instalaciones y cerca del propio vallado para facilitar la recogida de los animales muertos sin necesidad de que haya contacto con el vehículo de gestión de recogida de cadáveres (vector de infección).

Evitar la entrada de personal y vehículos ajenos a la explotación, en caso de entradas de personal, mantener al día el libro de visitas.

En cuanto a la entrada de animales nuevos, se deben introducir en una nave de cuarentena durante un tiempo para evitar posibles contagios con los animales ya presentes en la granja.

Es muy recomendable que existan bien delimitadas la zona sucia y la zona limpia de la granja. En la zona sucia deberá haber vestuarios equipados para dejar la ropa y calzado con el que entramos y unas duchas para pasar a la zona limpia y ponerse el vestuario para trabajar. Este vestuario, por descontado, debe ser lavado muy frecuentemente en la granja.

  • Limpieza: Materiales (Vehículos, equipo) a la entrada o salida deben estar limpios, y en el sitio debe de retirarse todo el material orgánico visible, para eliminar la mayoría de los patógenos contaminantes.

En este caso, a la entrada de las granjas deberá existir una bañera de obra para la entrada de vehículos y es muy aconsejable un arco de desinfección, en el cual se aplicará desinfectante para evitar la entrada de patógenos tanto en las ruedas como en la estructura del vehículo en cuestión.

También deberemos implantar pediluvios a la entrada de las naves para poder limpiar adecuadamente nuestro calzado. En cuanto a este tipo de pediluvios es preferible que sean de material robusto y fácilmente lavable, por ejemplo, el caucho, ya que así se evita la tentación de desplazarlos y se obliga a pasar por ellos. El mantenimiento de este tipo de materiales es vital ya que si no limpiamos adecuadamente y volvemos a reponer el desinfectante lo único que conseguimos es el acúmulo de materia orgánica y, por tanto, la diseminación de suciedad por las instalaciones.

Si estamos trabajando en un sistema productivo de TODO DENTRO-TODO FUERA, debemos llevar a cabo una exhaustiva limpieza y desinfección de la granja. Esto permitirá minimizar los riesgos de contagio en la nueva partida de animales que vaya a entrar. Respecto a la limpieza en este caso, hay que aplicar productos preparados para eliminar el máximo de materia orgánica posible para que posteriormente la desinfección sea completamente efectiva.

Existen dos tipos de limpieza previa a la desinfección:

  • Limpieza seca: Eliminar cualquier resto de alimento de los comederos y silo
  • Trasladar todo aquel equipo que sea posible
  • Lavar con agua todas las superficies para eliminar el polvo de techos, conductos, ventiladores.
  • Eliminar la cama, eliminar materia orgánica con cepillo.
  • Limpieza húmeda: debe ser utilizada agua fría o caliente con alta presión, conjuntamente con el uso de escobas de limpieza para retirar más profundamente resquicios de materia orgánica.

Utilizar detergentes en espuma , durante la limpieza húmeda para disolver la capa protectora del biofilm y obtener una mejor eficiencia de limpieza.

Otro punto clave en la limpieza, es la de uno propio. Para ello es muy importante disponer de dispensadores de jabón en cada nave de la granja para lavarse las manos frecuentemente, ya que se está continuamente en contacto con los animales. Es muy recomendable el uso de guantes desechables para manipular animales.

  • Desinfección: Cuando es aplicada apropiadamente, inactivará a los patógenos presentes en los materiales que han sido limpiados profundamente.

Este punto engloba algunas medidas comentadas en la limpieza ya que van muy ligadas. Se deben desinfectar pediluvios, instrumental ganadero y veterinario, vehículos y las instalaciones cuando se pueda (vacío sanitario).

Como medidas adicionales, se recomienda usar bandejas para poner el instrumental común que utilizamos a diario (jeringas, vacunadoras, agujas, etc) y poder sumergirlo todos los días cuando terminamos el trabajo. Para este tipo de desinfección es suficiente El uso de productos a base de clorhexidina. Estas pequeñas medidas ayudan muchísimo en la reducción de la propagación de enfermedades.

 

CALIDAD DEL AGUA:

Otro factor importante es la bioseguridad de nuestra agua de bebida. Hay que tener en cuenta que el agua es el alimento principal que ingieren los animales, es por ello por lo que debemos intentar que nuestra agua sea de la máxima calidad posible. Para ello se utilizan algunos productos bien conocidos en el mercado, como son el Peróxido de Hidrógeno, el Cloro o el Dióxido de Cloro.

Respecto a las estrategias para mejorar la calidad de nuestra agua, hablaremos en otro artículo.

LIMPIEZA DE TUBERIAS:

La limpieza de tuberías es una de las acciones más olvidadas en nuestras explotaciones. Las tuberías, con el paso del tiempo sufren los efectos de las medicaciones, los productos acidificantes y todo elemento con el que tratemos el agua de bebida. Es por ello que resulta fundamental hacer limpieza profunda de las mismas, se recomienda al menos una vez por crianza. Las tuberías pueden acumular diferentes microorganismos como bacterias, hongos o levaduras. Por tanto, constituyen también un riesgo importante para la entrada de patógenos. Existen en el mercado productos específicos para la limpieza de tuberías, lo más recomendable son productos alcalinos que se pueden emplear tanto en vacío sanitario como en presencia de animales.

 

CONTROL DE ROEDORES, INSECTOS Y OTROS VECTORES COMO PAJAROS:

Es necesaria la implantación de un programa adecuado de desratización y desinsectación. Se puede realizar por el propio ganadero con productos registrados para este motivo pero, para tener un mayor éxito, es muy recomendable contratar los servicios de empresas dedicadas a estas funciones ya que pueden emplear productos especializados y a mayor concentración que los que puede usar un ganadero. Además, hay que hacer un seguimiento de poblaciones, análisis de puntos críticos y llevar un registro adecuado de las materias activas que se emplean.

Hay que tener en cuenta que tanto roedores, insectos o aves son portadores de enfermedades que pueden afectar a los animales de producción y son vectores en movimiento que pueden desplazarse por multitud de explotaciones.

ANIMALES DOMÉSTICOS:

Es indispensable controlar el movimiento de perros y de gatos entre las granjas y reducir al mínimo el contacto de perros y de gatos con los animales y las áreas de alimentación.

¿QUÉ PODEMOS APLICAR DE LA SITUACIÓN ACTUAL EN NUESTRAS GRANJAS?

Aparte de todas las medidas generales comentadas anteriormente, podemos extrapolar algunas acciones en las que estamos poniendo el acento en esta temporada.

Lavado de manos: Disponer de soluciones hidroalcohólicas o jabones neutros para la piel no debe ser una medida baladí. Ya que ahora estamos acostumbrándonos a lavarnos las manos muy a menudo, resulta igualmente interesante hacerlo como protocolo en las explotaciones. Sobre todo, es muy importante hacerlo en el momento de cambios de naves o de instrumental ganadero. Para ello recomendamos reservar lugares preparados para ese motivo (con un grifo y una estantería es suficiente).

Distancias de seguridad: Cuando recibimos visitas, sobre todo si es para la recepción de materiales, pienso, veterinarios… es esencial evitar el contacto directo con los mismos. Tal y como lo estamos aplicando ahora en nuestros trabajos o en la calle, tenemos que pensar que nuestra explotación tiene que ser un lugar de máxima seguridad y, por tanto, aplicar las mismas medidas que hacemos actualmente. No dar la mano, mantener distancias, etc.

Desinfección de materiales: Cuando se reciben materiales ajenos a la explotación (medicamentos, materiales de construcción, pienso, maquinaria) se debería hacer un pequeño protocolo de limpieza antes de introducirla en nuestras granjas o exigir a nuestros proveedores que los materiales vengan previamente desinfectados (más si provienen de otras granjas). Desinfectar a diario los materiales de uso continuo y común a los animales.

Formación y concienciación: Es de vital importancia el establecimiento de un esquema claro relativo a las medidas de bioseguridad en las explotaciones. Para ello, es indispensable realizar una formación continua a los trabajadores e incidir en la concienciación de la importancia que tiene llevar a cabo todas las medidas. Invertir en bioseguridad tiene una repercusión directa en la rentabilidad de una explotación.